Para muchas personas la vida es un eterno carnaval donde sus día a día consisten en renovarse la careta. Por favor, tanto cuesta ser auténticos, es demasiado pedir tener que ser uno mismo, con defectos y virtudes? Con qué necesidad nos convertimos en lobos cuando la mayoría del tiempo llevamos el traje de caperucita! No es mejor decir lo que nos pasa en el preciso momento en que debemos expresarlo? No nos damos cuenta, pero lo único que logramos con esa actitud es perder la oportunidad de manifestarnos y resolver situaciones. Es como tener un gran globo inflado con helio, si no sabemos sostenerlo puede escapársenos de la mano y con él volarse todas aquellas palabras que callamos. Alguien recuperó alguna vez ese globo? Bueno, pongamos en práctica la frontalidad, es mucho mejor que el eterno silencio.
-Hugo Accardi.
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